Nuevos interrogantes, nuevas culturas & nuevas marcas.
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Un proyecto de Nadie. Progressive Brands
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Club Matador
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Un foro de encuentro y diálogo entre creadores y gestores de marcas que reflexiona acerca de las cuestiones e interrogantes que afectan a la creación y el desarrollo de marcas contemporáneas.
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Así fue la segunda edición de Question Marks. Descarga el Paper de la Edición de 2022.
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Así fue la segunda edición de Question Marks.
Descarga el Paper de la Edición de 2022.
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Las marcas son entidades cada día más obligadas a articularse, además de en lo económico, sobre la conexión con el contexto social, humano y ético. Son un marco que integra en su diseño estratégico culturas de gestión “aumentadas”: enriquecidas por nuevas sensibilidades y universos conceptuales que trascienden a lo que hasta hoy se entendía como “lo empresarial”.
Las marcas son entidades cada día más obligadas a
articularse, además de en lo económico, sobre la conexión con el contexto social, humano y ético. Son un marco que integra en su diseño estratégico culturas de gestión “aumentadas”: enriquecidas por nuevas sensibilidades y universos conceptuales que trascienden a lo que hasta hoy se entendía como “lo empresarial”.
Las marcas son entidades cada día más obligadas a articularse, además de en lo económico, sobre la conexión con el contexto social, humano y ético. Son un marco que integra en su diseño estratégico culturas de gestión “aumentadas”: enriquecidas por nuevas sensibilidades y universos conceptuales que trascienden a lo que hasta hoy se entendía como “lo empresarial”.
Las marcas son entidades cada día más obligadas a articularse, además de en lo económico, sobre la conexión con el contexto social, humano y ético. Son un marco que integra en su diseño estratégico culturas de gestión “aumentadas”: enriquecidas por nuevas sensibilidades y universos conceptuales que trascienden a lo que hasta hoy se entendía como “lo empresarial”.
Las marcas son entidades cada día más obligadas a articularse, además de en lo económico, sobre la conexión con el contexto social, humano y ético. Son un marco que integra en su diseño estratégico culturas de gestión “aumentadas”: enriquecidas por nuevas sensibilidades y universos conceptuales que trascienden a lo que hasta hoy se entendía como “lo empresarial”.
Question Marks 2022 se plantea como un espacio de reflexión compartida acerca de los desafíos que esta perspectiva implica hoy. En un nuevo marco post Covid que ha acelerado nuestro “encuentro con el futuro”, poniendo un foco especial sobre cuestiones y retos que estaban previstos, acentuando la velocidad e intensidad de su llegada. Cambios condensados en la obligada transformación de la perspectiva económica de “marcas y clientes”, a la perspectiva socio-económica de “marcas, compañías, tecnología, valores y, por encima de todo, personas”.
Question Marks 2022 se plantea como un espacio de reflexión compartida acerca de los desafíos que esta perspectiva implica hoy. En un nuevo marco post Covid que ha acelerado nuestro “encuentro con el futuro”, poniendo un foco especial sobre cuestiones y retos que estaban previstos, acentuando la velocidad e intensidad de su llegada. Cambios condensados en la obligada transformación de la perspectiva económica de “marcas y clientes”, a la perspectiva socio-económica de “marcas, compañías, tecnología, valores y, por encima de todo, personas”.
Question Marks 2022 se plantea como un espacio de reflexión compartida acerca de los desafíos que esta perspectiva implica hoy. En un nuevo marco post Covid que ha acelerado nuestro “encuentro con el futuro”, poniendo un foco especial sobre cuestiones y retos que estaban previstos, acentuando la velocidad e intensidad de su llegada. Cambios condensados en la obligada transformación de la perspectiva económica de “marcas y clientes”, a la perspectiva socio-económica de “marcas, compañías, tecnología, valores y, por encima de todo, personas”.
Question Marks 2022 se plantea como un espacio de reflexión compartida acerca de los desafíos que esta perspectiva implica hoy. En un nuevo marco post Covid que ha acelerado nuestro “encuentro con el futuro”, poniendo un foco especial sobre cuestiones y retos que estaban previstos, acentuando la velocidad e intensidad de su llegada. Cambios condensados en la obligada transformación de la perspectiva económica de “marcas y clientes”, a la perspectiva socio-económica de “marcas, compañías, tecnología, valores y, por encima de todo, personas”.
Las personas son el nuevo centro de gravedad de las marcas: sus clientes, sus trabajadores, su entorno, sus valores, sus emociones. Tras décadas de dominio de la marca como actor meramente funcional (creador de imágenes e identidades estrictamente comerciales o corporativas, motores estrictos de negocio), ha irrumpido en el quehacer de sus creadores y gestores lo que las personas sienten, viven, desean, piensan o incluso padecen en su relación con el universo de las marcas y el consumo. Anticipando un escenario en el que las categorías y modelos tradicionales están perdiendo su relevancia.
Género, raza, salud, cuerpo, identidad, comunidad, historia, virtual, responsabilidad, compromiso, sostenibilidad, son hoy factores clave generadores de nuevos interrogantes a los que las marcas están tratando de responder con nuevas visiones y enfoques, nuevas estructuras de identidad y nuevos modelos. Tratando de hacer suyas esas nuevas demandas que hoy esperan encontrar en las marcas y sus negocios motores de un impacto positivo comprometido con las nuevas sensibilidades personales, sociales y ambientales.
Y con su proyección de un futuro mejor.
Las personas son el nuevo centro de gravedad de las marcas: sus clientes, sus trabajadores, su entorno, sus valores, sus emociones. Tras décadas de dominio de la marca como actor meramente funcional (creador de imágenes e identidades estrictamente comerciales o corporativas, motores estrictos de negocio), ha irrumpido en el quehacer de sus creadores y gestores lo que las personas sienten, viven, desean, piensan o incluso padecen en su relación con el universo de las marcas y el consumo. Anticipando un escenario en el que las categorías y modelos tradicionales están perdiendo su relevancia.
Género, raza, salud, cuerpo, identidad, comunidad, historia, virtual, responsabilidad, compromiso, sostenibilidad, son hoy factores clave generadores de nuevos interrogantes a los que las marcas están tratando de responder con nuevas visiones y enfoques, nuevas estructuras de identidad y nuevos modelos. Tratando de hacer suyas esas nuevas demandas que hoy esperan encontrar en las marcas y sus negocios motores de un impacto positivo comprometido con las nuevas sensibilidades personales, sociales y ambientales. Y con su proyección de un futuro mejor.
Las personas son el nuevo centro de gravedad de las marcas: sus clientes, sus trabajadores, su entorno, sus valores, sus emociones. Tras décadas de dominio de la marca como actor meramente funcional (creador de imágenes e identidades estrictamente comerciales o corporativas, motores estrictos de negocio), ha irrumpido en el quehacer de sus creadores y gestores lo que las personas sienten, viven, desean, piensan o incluso padecen en su relación con el universo de las marcas y el consumo. Anticipando un escenario en el que las categorías y modelos tradicionales están perdiendo su relevancia.
Género, raza, salud, cuerpo, identidad, comunidad, historia, virtual, responsabilidad, compromiso, sostenibilidad, son hoy factores clave generadores de nuevos interrogantes a los que las marcas están tratando de responder con nuevas visiones y enfoques, nuevas estructuras de identidad y nuevos modelos. Tratando de hacer suyas esas nuevas demandas que hoy esperan encontrar en las marcas y sus negocios motores de un impacto positivo comprometido con las nuevas sensibilidades personales, sociales y ambientales. Y con su proyección de un futuro mejor.
Los clientes / ciudadanos y las sociedades en las que estos viven exigen hoy mucho más que productos y servicios. Quieren que sus decisiones de compra estén integradas ya en un marco de principios éticos superior y reconocido.
Algunas marcas están respondiendo a ello de forma sólida, generando vías hacia un nuevo marco sociopolítico de consumo. Actuando como auténticas marcas ciudadanas. A la vez, otras muchas han encontrado en un enfoque tradicional de este ámbito una oportunidad para alargar la vida de sus identidades tradicionales, llevando a muchos consumidores a “arquear la ceja” ante la presencia de los nuevos valores en el ámbito del consumo, en forma de proclamas irrelevantes de sostenibilidad, diversidad o compromiso.
¿Cuál es el punto justo, el rol deseable, asumible y legítimo de las marcas ante los retos de este nuevo marco ético?
Los clientes / ciudadanos y las sociedades en las que estos viven exigen hoy mucho más que productos y servicios. Quieren que sus decisiones de compra estén integradas ya en un marco de principios éticos superior y reconocido.
Algunas marcas están respondiendo a ello de forma sólida, generando vías hacia un nuevo marco sociopolítico de consumo. Actuando como auténticas marcas ciudadanas. A la vez, otras muchas han encontrado en un enfoque tradicional de este ámbito una oportunidad para alargar la vida de sus identidades tradicionales, llevando a muchos consumidores a “arquear la ceja” ante la presencia de los nuevos valores en el ámbito del consumo, en forma de proclamas irrelevantes de sostenibilidad, diversidad o compromiso.
¿Cuál es el punto justo, el rol deseable, asumible y legítimo de las marcas ante los retos de este nuevo marco ético?
Los clientes / ciudadanos y las sociedades en las que estos viven exigen hoy mucho más que productos y servicios. Quieren que sus decisiones de compra estén integradas ya en un marco de principios éticos superior y reconocido.
Algunas marcas están respondiendo a ello de forma sólida, generando vías hacia un nuevo marco sociopolítico de consumo. Actuando como auténticas marcas ciudadanas. A la vez, otras muchas han encontrado en un enfoque tradicional de este ámbito una oportunidad para alargar la vida de sus identidades tradicionales, llevando a muchos consumidores a “arquear la ceja” ante la presencia de los nuevos valores en el ámbito del consumo, en forma de proclamas irrelevantes de sostenibilidad, diversidad o compromiso.
¿Cuál es el punto justo, el rol deseable, asumible y legítimo de las marcas ante los retos de este nuevo marco ético?
En ‘Un mundo feliz’, la tecnología era empleada para gestionar la natalidad y generar impacto en la sociedad con dudosa ética. Afortunadamente, en el mundo real, el progreso tecnológico abanderado por el paradigma digital brinda a las marcas la opción de generar un impacto positivo y real tanto en la vida de las personas como en la sociedad y el planeta.
Pero este nuevo escenario de productos-servicios-personas hiperconectados, nos obliga a conectar también con lo más profundo del ser humano para construir un marco ético y de valores que ayude a que el progreso sea lo menos parecido posible al mundo planteado por Aldous Huxley. Privacidad, inclusividad, brecha digital, gestión de datos, hiperconexión adictiva, son algunas de las sombras que es preciso iluminar con nuevas ideas y compromisos firmes por parte de aquellas marcas que ambicionen liderar un ecosistema en el que no solo sobrevivirán los más innovadores sino los que sean capaces de unir de verdad tecnología, innovación, empatía, y sensibilidad bajo insignias de un nuevo liderazgo.
¿Cuál es el rol y el margen real de la marca ante un universo digital que actúa como gran meta-marca moldeadora de diálogos y capacidades?
¿Cómo imaginamos la evolución de este choque o esta simbiosis de necesidades, intereses e identidades?
En ‘Un mundo feliz’, la tecnología era empleada para gestionar la natalidad y generar impacto en la sociedad con dudosa ética. Afortunadamente, en el mundo real, el progreso tecnológico abanderado por el paradigma digital brinda a las marcas la opción de generar un impacto positivo y real tanto en la vida de las personas como en la sociedad y el planeta.
Pero este nuevo escenario de productos-servicios-personas hiperconectados, nos obliga a conectar también con lo más profundo del ser humano para construir un marco ético y de valores que ayude a que el progreso sea lo menos parecido posible al mundo planteado por Aldous Huxley. Privacidad, inclusividad, brecha digital, gestión de datos, hiperconexión adictiva, son algunas de las sombras que es preciso iluminar con nuevas ideas y compromisos firmes por parte de aquellas marcas que ambicionen liderar un ecosistema en el que no solo sobrevivirán los más innovadores sino los que sean capaces de unir de verdad tecnología, innovación, empatía, y sensibilidad bajo insignias de un nuevo liderazgo.
¿Cuál es el rol y el margen real de la marca ante un universo digital que actúa como gran meta-marca moldeadora de diálogos y capacidades?
¿Cómo imaginamos la evolución de este choque o esta simbiosis de necesidades, intereses e identidades?
En ‘Un mundo feliz’, la tecnología era empleada para gestionar la natalidad y generar impacto en la sociedad con dudosa ética. Afortunadamente, en el mundo real, el progreso tecnológico abanderado por el paradigma digital brinda a las marcas la opción de generar un impacto positivo y real tanto en la vida de las personas como en la sociedad y el planeta.
Pero este nuevo escenario de productos-servicios-personas hiperconectados, nos obliga a conectar también con lo más profundo del ser humano para construir un marco ético y de valores que ayude a que el progreso sea lo menos parecido posible al mundo planteado por Aldous Huxley. Privacidad, inclusividad, brecha digital, gestión de datos, hiperconexión adictiva, son algunas de las sombras que es preciso iluminar con nuevas ideas y compromisos firmes por parte de aquellas marcas que ambicionen liderar un ecosistema en el que no solo sobrevivirán los más innovadores sino los que sean capaces de unir de verdad tecnología, innovación, empatía, y sensibilidad bajo insignias de un nuevo liderazgo.
¿Cuál es el rol y el margen real de la marca ante un universo digital que actúa como gran meta-marca moldeadora de diálogos y capacidades?
¿Cómo imaginamos la evolución de este choque o esta simbiosis de necesidades, intereses e identidades?
Sorprendentemente, ha pasado muchísimo tiempo hasta que hemos caído en la cuenta de que las marcas y sus compañías deben ser entidades indisociables. Ya no es una rareza en las generaciones más jóvenes rechazar un puesto de trabajo a pesar de unas buenas condiciones si el propósito de la marca no se ve reflejado en el modo de operar de la compañía y en su cultura corporativa.
El síndrome del burnout, está creciendo de modo exponencial, y solo podrá controlarse cuando el lema ‘Best place to work’ no sea solo un lugar en un ranking, sino la confianza en que el activo más importante con el que cuenta cualquier marca son las personas que forman parte de ella y la hacen posible.
Igualmente, palabras como sostenibilidad, respeto o igualdad serán graves factores de fragilidad para aquellas marcas que las pronuncien sin contar con el respaldo incuestionable de sólidas e irreprochables realidades corporativas. La transparencia que han impuesto las últimas crisis y el paradigma dominante de las redes sociales no lo perdonarán.
¿Cuáles son los grandes desafíos culturales a los que se enfrentan de puertas adentro los gestores de las marcas que tratan de estar a la altura de las nuevas sensibilidades?
¿Cómo debe ser la compañía que dé soporte a “la marca del futuro”? ¿Qué debe autoexigirse hoy?
Sorprendentemente, ha pasado muchísimo tiempo hasta que hemos caído en la cuenta de que las marcas y sus compañías deben ser entidades indisociables. Ya no es una rareza en las generaciones más jóvenes rechazar un puesto de trabajo a pesar de unas buenas condiciones si el propósito de la marca no se ve reflejado en el modo de operar de la compañía y en su cultura corporativa.
El síndrome del burnout, está creciendo de modo exponencial, y solo podrá controlarse cuando el lema ‘Best place to work’ no sea solo un lugar en un ranking, sino la confianza en que el activo más importante con el que cuenta cualquier marca son las personas que forman parte de ella y la hacen posible.
Igualmente, palabras como sostenibilidad, respeto o igualdad serán graves factores de fragilidad para aquellas marcas que las pronuncien sin contar con el respaldo incuestionable de sólidas e irreprochables realidades corporativas. La transparencia que han impuesto las últimas crisis y el paradigma dominante de las redes sociales no lo perdonarán.
¿Cuáles son los grandes desafíos culturales a los que se enfrentan de puertas adentro los gestores de las marcas que tratan de estar a la altura de las nuevas sensibilidades?
¿Cómo debe ser la compañía que dé soporte a “la marca del futuro”? ¿Qué debe autoexigirse hoy?
Sorprendentemente, ha pasado muchísimo tiempo hasta que hemos caído en la cuenta de que las marcas y sus compañías deben ser entidades indisociables. Ya no es una rareza en las generaciones más jóvenes rechazar un puesto de trabajo a pesar de unas buenas condiciones si el propósito de la marca no se ve reflejado en el modo de operar de la compañía y en su cultura corporativa.
El síndrome del burnout, está creciendo de modo exponencial, y solo podrá controlarse cuando el lema ‘Best place to work’ no sea solo un lugar en un ranking, sino la confianza en que el activo más importante con el que cuenta cualquier marca son las personas que forman parte de ella y la hacen posible.
Igualmente, palabras como sostenibilidad, respeto o igualdad serán graves factores de fragilidad para aquellas marcas que las pronuncien sin contar con el respaldo incuestionable de sólidas e irreprochables realidades corporativas. La transparencia que han impuesto las últimas crisis y el paradigma dominante de las redes sociales no lo perdonarán.
¿Cuáles son los grandes desafíos culturales a los que se enfrentan de puertas adentro los gestores de las marcas que tratan de estar a la altura de las nuevas sensibilidades?
¿Cómo debe ser la compañía que dé soporte a “la marca del futuro”? ¿Qué debe autoexigirse hoy?
Sorprendentemente, ha pasado muchísimo tiempo hasta que hemos caído en la cuenta de que las marcas y sus compañías deben ser entidades indisociables. Ya no es una rareza en las generaciones más jóvenes rechazar un puesto de trabajo a pesar de unas buenas condiciones si el propósito de la marca no se ve reflejado en el modo de operar de la compañía y en su cultura corporativa.
El síndrome del burnout, está creciendo de modo exponencial, y solo podrá controlarse cuando el lema ‘Best place to work’ no sea solo un lugar en un ranking, sino la confianza en que el activo más importante con el que cuenta cualquier marca son las personas que forman parte de ella y la hacen posible.
Igualmente, palabras como sostenibilidad, respeto o igualdad serán graves factores de fragilidad para aquellas marcas que las pronuncien sin contar con el respaldo incuestionable de sólidas e irreprochables realidades corporativas. La transparencia que han impuesto las últimas crisis y el paradigma dominante de las redes sociales no lo perdonarán.
¿Cuáles son los grandes desafíos culturales a los que se enfrentan de puertas adentro los gestores de las marcas que tratan de estar a la altura de las nuevas sensibilidades?
¿Cómo debe ser la compañía que
dé soporte a “la marca del futuro”?
¿Qué debe autoexigirse hoy?